Esta es la historia de Ku, un pastor pacífico pero de paciencia limitada, que pasaba sus días cuidando de su preciado rebaño de ovejas. A pesar de parecer más un bloque de granito que un hombre dedicado al pastoreo, Ku era uno de los más diligentes y vocacionales pastores de todo el este de las Montañas del Carnero, y conocía a todas y cada una de sus ovejas. Ninguna tenía nombre, pero todas poseían identidad.
Ku era conocido en el pueblo de Atomarviento y los alrededores por ser el ganador de todos y cada uno de los concursos de lanzamientos de rocas, partición de piedras con la cabeza y derribado de árboles ancestrales que se sucedían verano tras verano por toda la zona. Y es que su apariencia engañaba. No era especialmente alto ni poseía la musculatura de Fragis el Héroe, pero era recio como un tronco de Palo-hierro. Cara ancha, nariz grande y gruesos labios. Tenía unas cejas negras y espesas, que habían crecido acercándose la una a la otra hasta formar una sola unidad. Durante su juventud gozó de una abundante mata de pelo negro ingobernable, pero a sus treinta y pocos años, gran parte de ese pelo se había ido retirando a otras zonas de su cuerpo. Leer más…