Último día de clase
Hoy era el gran día, el último día de clase. Para James J. Silly, o «piraña», «inmensa bola mantecosa», «zampabollos», también lo era. Casi nadie lo conocía por su nombre, aunque sí por su apellido. No ayudaba en nada. Se preguntaba una y otra vez por qué su padre no se cambió el apellido cuando pudo, por qué decidió ponérselo a su hijo y que sufriera las burlas de todos, iniciando así un camino de mofas y escarnios, inocentadas y putadas que duraron desde el colegio al último día de instituto. Parecía como si hubiese crecido ya con una marca que lo identificaba como blanco de las burlas. No había servido de nada cambiarlo de colegio ni el cambio al instituto. Pero él ya había decidido que no iría a la universidad, así que no tenía ya que preocuparse por si se burlarían de él allí o no. Leer más…