El carcelero
¿Habéis oído eso?
Son unos gemidos, a veces gritos de hartazgo, otras veces súplicas. Sonaban lejanos, pero últimamente los escucho más cerca, normalmente cuando me acuesto a dormir. Supongo que aprovechan mis momentos de tranquilidad para manifestarse. Pero también los he escuchado al planchar o cocinar, o cuando me tomo un descanso y miro por el balcón de casa. Tal vez sea el momento de acercarme y tratar de acallarlos. O tal vez no. Creo haber reconocido alguna de las voces. Y no quiero enfrentarme a ellos. No es miedo, es vergüenza.
Por otro lado, creo que he pospuesto este momento demasiadas veces. Es hora de afrontar lo que habita en la oscuridad.
Leer más…